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Increíble pero cierto; en una época (es decir, los pocos meses que han pasado desde el estreno de una de las mayores estafas de la historia del cine y en la que algunos planos superaclamados por críticos a mí me parecen hechos a base de Paint Avatar) donde no eres nadie si no le permites a la gente disfrutar de la incomodidad de llevar unas gafas (nada, que si queréis yo mismo os regalo mi miopía) durante la proyección y pagar 10 euros por una entrada para creerse que están “dentro” (sic.) de la película, resulta que este fin de semana (llegó a España una semana antes, pero no pudo con la última infamia de Tim Burton…Timmy, Timmy, Timmy, ¿qué te ha pasado? Tú antes molabas!!!) ha llegado el estreno americano de nuestro admirado Robert Downey Jr. (Marge: “eh, está rodando una escena de tiroteos con la policía” ; Bart: “Pues qué raro, no veo las cámaras”) con su trajecito de metal acompañado por el renacido Mike Rourke y dirigido por Jon Favreau (tal vez algunos le recuerden cuando salió en algunos capítulos de ”Friends” haciendo de novio millonario de Monica que acaba metiéndose en un tipo de lucha extrema emitida por TV) y se ha marcado una barrida de cuatro pares llegando a recaudar 134 milloncejos de dólares a base de puro y duro 2D. La semana anterior otra 2D, aunque basada en una menor espectacularidad y otro tipo de género, el remake de “Pesadilla en Elm Street”, también se había aupado al primer puesto, pero esta semana no ha podido con el borracho de hierro, aunque sus buenos números han hecho pensar a los productores en una continuación en 3D…normal, hay demasiados adolescentes indefensos. Aún no he visto la segunda parte de “Iron Man” (es lo que tienen los preparativos del aniversario de “El Imperio Contraataca”), pero en su momento ya dije que me había gustado mucho la primera, en su concepto de película de superhéroes sin altibajos, relativamente sencilla y con un uso razonable de los efectos especiales (sobre todo teniendo en cuenta que el prota es un ricachón que se construye una armadura que vuela alimentada por la energía de un aparato que tiene pegado al pecho y que le mantiene con vida…¿por qué estas cosas siempre suenan mejor en mi cabeza antes de escribirlas o decirlas?), así que también le tengo ganas a la segunda. Aprovechemos ahora, no amantes del 3D, que me da que la tercera parte y todo lo que nos queda por ver exigirá fingir que el mundo se nos viene encima. Buenas Noches, Londres.
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