En la época de la antigua URSS, un castigo relativamente habitual era ser deportado a Siberia. Allí en medio de unas condiciones infrahumanas los presos eran obligados a realizar trabajos forzados.
Las condiciones eran tan extremadamente duras que los presos llegaba a cometer automutilación, samorub. Esto lo hacían para tratar de ser declarados inválidos y evitar los trabajos forzados.
Esto que de buenas a primeras parece una locura, llego a ser una práctica muy extendida, de hecho las autoridades soviéticas tuvieron que llegar a aclarar que los mutilados no serían amnistiados.
Uno de estos presos el poeta Anatoli Zhigulin, contaba una historia, en que uno de sus compañeros de campo se mutiló cuatro dedos, los carceleros le obligaron a sentarse en la nieve ya pasar así los días, hasta que su compañero, y eso que no tenia los dedos, pidió una pala para trabajar.
Esto solo es una muestra más de lo terribles que podemos llegar a ser los seres humanos, es curioso somos capaces de lo mejor y de lo peor.
Post relacionados: